INVERSIÓN EXTRANJERA Y RÉGIMEN FISCAL REFLEXIONES DESDE EL CASO ECUATORIANO Y LATINOAMERICANO

La globalización ha transformado radicalmente el panorama económico mundial, abriendo nuevas oportunidades y desafíos para los países en desarrollo. En este proceso, la inversión extranjera se hace un tema de abierto debate y análisis en el ámbito económico y político. Los países receptores de inversión extranjera buscan atraer capitales y tecnología para impulsar su desarrollo económico, mientras que al mismo tiempo deben evaluar los impactos y consecuencias que esta inversión puede tener en su economía, sociedad y soberanía. Sin duda existe una inversión extranjera que podemos denominar “positiva”, en la medida que trae beneficios significativos y contribuye al crecimiento sostenible del país receptor. Este tipo de inversión transfiere tecnología y conocimiento avanzado al país receptor, lo que fortalece su capacidad productiva y mejorar su competitividad; crea empleo adecuado y promueve la formación del capital humano. También ayuda al país receptor a acceder a nuevos mercados internacionales a través de la integración en cadenas de valor globales. Esto puede facilitar el aumento de las exportaciones y diversificar la estructura productiva. Sin embargo, también se identifica una inversión extranjera que podemos denominar “negativa” para el país receptor.

Esta se caracteriza principalmente por la explotación de los recursos, sean estos naturales o humanos. No generan un desarrollo sostenible ni una transferencia tecnológica significativa. Igualmente, es aquella que se relaciona con la fuga de capitales y la búsqueda de rendimientos en el corto plazo. Toda ganancia es repatriada rápidamente fuera del país receptor, por lo general, con destino a paraísos fiscales. Por último, se señala que cierto tipo de inversión extranjera desplaza la producción local y genera dependencia tecnológica y comercial.

En este marco, es responsabilidad de los gobiernos y las instituciones reguladoras establecer políticas y marcos legales adecuados que promuevan la inversión extranjera positiva y mitiguen los impactos negativos. El objetivo debe ser atraer inversiones que generen un desarrollo sostenible y contribuyan al bienestar de la población, garantizando al mismo tiempo la soberanía y el interés nacional del país receptor, en especial un respeto irrestricto por los derechos humanos.

Al respecto, se hace una especial mención a la relación que se establece entre la inversión extranjera y el régimen fiscal de los países receptores. El presente libro se adentra en las complejas interacciones entre la inversión extranjera y el sistema tributario, poniendo especial énfasis en el caso de Ecuador y su contexto latinoamericano. A través de un análisis detallado y riguroso, se exploran diversas temáticas relacionadas con este tema tan relevante en la actualidad.

Por ejemplo, en el primer capítulo: “El impuesto digital en Ecuador”, Mancheno Salazar y Guaranga Chafla examinan la problemática del gravamen digital en Ecuador y su impacto en la inversión extranjera. En un mundo cada vez más digitalizado, los desafíos fiscales asociados a las transacciones en línea se han vuelto cada vez más acuciantes. Este capítulo analiza las medidas implementadas en Ecuador para abordar esta problemática y reflexionan sobre su efectividad y repercusiones.

Es importante recordar que el impuesto digital es un gravamen específico que se aplica a las empresas y actividades que operan en el entorno digital, cuyo objetivo es garantizar que las empresas digitales contribuyan de manera justa y equitativa al sistema tributario, considerando la naturaleza intangible y transfronteriza de sus operaciones. El mismo se presenta como un desafío, ya que evidencia la necesidad de actualizar los sistemas fiscales para abordar la brecha entre la realidad económica actual y los marcos impositivos tradicionales, en temáticas como la determinación de la base imponible, la coordinación internacional, o la innovación y competitividad.