BIENESTAR, MEDIO AMBIENTE Y TURISMO. REFLEXIONES DESDE LA EXPERIENCIA ECUATORIANA Y CHIMBORACENSE

Si hay un sector económico sobre el cual se posan muchas expectativas en el Ecuador, ese es el turismo. Lejos de disminuir durante la crisis económica, aumenta y se consolida; da soporte a varios procesos económicos, y sin duda es un puntal importante de la dolarización. En términos más concretos, el turismo proporciona beneficios a la vida de las personas; el ocio, la recreación y el tiempo libre, suelen ser tomados en cuenta al momento de evaluar objetivamente, la calidad de vida de los habitantes. Respecto a las poblaciones locales, su calidad de vida también depende mucho de la estructura socio-económica que adoptan los destinos turísticos.

En la provincia de Chimborazo miles de turistas se desplazan por su fascinante geografía, para disfrutar sus ratos de ocio. Demandan servicios bien organizados y un conjunto de atenciones y acciones, que cada día se optimizan, en la evolución de este sector. Sin embargo, en muchas ocasiones, estas personas desconocen la repercusión (última), que su actividad de ocio tiene sobre el bienestar de las poblaciones locales o su medio ambiente; como: intervención de zonas naturales, aguas residuales, fragmentación del hábitat, extracción de recursos para consumo masivo, generación de residuos, contaminación diversa, aglomeración de personas, etc.

Sin duda, existe una indisociable relación entre turismo, bienestar y medio ambiente. El turista visita y disfruta en masa, espacios de variado contenido, hasta transformarlos sin reversión. Al respecto, los aportes teóricos proponen que, cuanto mayor grado de aptitud turística posea una unidad espacial, mejor calidad de vida objetiva puede alcanzar la población que habita en ella