Cesión de derechos |
Declaratoria de auditoria y originalidad |
Solicitud de publicación |
Formulario para la presentación de obras |
ROMANTICISMO Y REVOLUCIÓN EN LATINOAMÉRICA
Palabras clave:
Revolución discursiva, Conciencia colectiva, Doctrinas regionales, LatinoaméricaSinopsis
América Latina ha vivido procesos políticos intricados entre la influencia de occidente, con su pasión que abraza el liberalismo y protege a su hija predilecta, la democracia, y la influencia de las ideas de revolución emergentes desde el dominio marxista. Esta puja por una región inestable se encarna a partir del nacimiento de las repúblicas latinoamericanas en dos clanes: por un lado, un gran líder mundial, el hegemón, el llamado a personificar las estructuras de moralidad vista desde el orden y la reprensión; por otro lado, los movimientos revolucionarios que encarnan la sublevación a las ideas de occidente, la insurrección al capitalismo y el liberalismo, y a favor de la imposición de sistemas políticos que rayan con el marxismo: la eliminación de clases sociales, de la propiedad privada, de la libertad de prensa y opinión. Por un lado, en el contexto de occidente, el individuo sobresale sobre el comunitarismo y corporativismo; por otro lado, la idea de colectivo, representado en un gobierno, sobrepasa al individuo y a sus derechos.
Durante el reinado de Luis XIV (1643-1715), Francia se hallaba bajo el dominio de una monarquía absolutista, el poder del rey y de la nobleza eran la base de este régimen. El Estado se encontraba en una situación económica bastante precaria, que se agravó por el mal gobierno de Luis XV (bisnieto de Luis XIV), y tocó fondo durante el reinado de Luis XVI, gobernante bien intencionado, pero de carácter débil, por lo que se lo llamaba el buen Luis. Las crisis de las monarquías francesas condujeron la nación a la Revolución francesa, guiada por tres principios: libertad, igualdad y fraternidad. El ejemplo francés pretendería afirmar que la libertad es la piedra angular de toda revolución, pero la historia nos deja saber que la libertad, a veces, es aparejada con el capitalismo y, en su defecto, con la democracia. Las crisis han llevado a las naciones en pensar en subversiones que cambien el sistemas político, económico y social, pero la subversión no necesariamente comprende la inclusión de la libertad como eje conductor, sino que puede incluir la eliminación de la libertad y su reemplazo por la fidelidad al revolucionario y a sus ideales.